El amor es superior a las emociones y la simpatía





El amor es superior a las emociones y la simpatía. 

Un error común en torno a la interpretación del amor, es creer que son las emociones de las personas. Por emoción podemos entender que es “una respuesta afectiva intensa y breve que se produce en respuesta a un suceso o una situación determinada, y que va asociada a cambios corporales específicos y está relacionada con lo que es importante para nosotros” (Alonso, 2017, p. 17). Algunas emociones son la alegría, el miedo, la tristeza y la diversión.

El amor se relaciona con las emociones pero es un sentimiento que está por sobre las emociones. Esto lo podemos confirmar en la siguiente certeza: todas las personas sienten emociones constantemente, pero no todas las personas logran sentir amor constantemente. El amor suscita o activa ciertas emociones, como la alegría por el bien del prójimo y la tristeza por el mal del prójimo. No obstante, la alegría también puede ser sentida por personas que tienen un sentimiento contrario al amor, es decir, el sentimiento de odio. Una persona que odia no es extraño que sienta alegría por el mal del prójimo. Estos ejemplos nos enseñan que una misma emoción, como la alegría, puede surgir ante diferentes sentimientos espirituales y morales. Esto no puede suceder con el amor, lo cual refleja que no es una simple emoción o respuesta afectiva, ya que es un sentimiento que tiene estabilidad y siempre se asocia a una buena moral.

El problema de creer que el amor es una emoción, es que se puede llegar a pensar que todas las veces que se siente alegría o simpatía hay amor. Ya vimos anteriormente que una persona con malos sentimientos espirituales también siente emociones positivas. El amor no significa estar siempre alegre y tener simpatía hacia todas las personas. Esto lo explica muy bien Kardec en el capítulo que trata del amor a los enemigos en su obra el evangelio según el espiritismo. Precisamente, lo señala de esta forma: “(...) generalmente se equivocan sobre el sentido de la palabra amar en esta circunstancia; Jesús no entendió, por esas palabras, que se deba amar a su enemigo con el cariño que se tiene a un hermano o a un amigo; la ternura supone confianza, y no se puede tener confianza en aquel que se sabe que es capaz de hacernos mal, y no se pueden tener con él las expansiones de la amistad, porque se sabe que sería capaz de abusar de ella” (Kardec, 1987, p. 195).

En resumen, no reduzcamos el amor al cariño y las emociones positivas. La falta de cariño o simpatía, y las emociones negativas también son parte del amor. El amor es contrario al odio, no a las simples emociones y la simpatía. En esto se han equivocado muchas filosofías orientales y occidentales, al igual que algunos escritores espíritas, que confunden el amor con el bienestar y/o la felicidad subjetiva. Debemos agradecer que una lectura detenida de los libros de Kardec nos harán comprender mejor lo que es y no es el amor al prójimo.


Felipe Nicolás Mujica Johnson.

Referencias bibliográficas

Alonso, J. (2017). Las emociones. La base neurológica del comportamiento. Barcelona: RBA.

Kardec, A. (1987). El evangelio según el espiritismo. Barcelona: Humanitas.

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