La humildad contribuye a valorar el mensaje del espiritismo






La humildad contribuye a valorar el mensaje del espiritismo

La doctrina espírita codificada o redactada por Allan Kardec, es un mensaje dirigido a explicar racionalmente muchos aspectos en torno al universo, la vida humana, la vida espiritual y el creador de todo ello, es decir, Dios. En otras palabras, la doctrina espiritista surgió, con ayuda de los buenos espíritus desencarnados y encarnados, para promover la fe razonada sobre asuntos que no se nos dan fácilmente a nuestra comprensión, como la vida futura y la providencia de Dios.

Este bello, y sabio, mensaje espiritual, puede que no sea bien recibido por todas las personas, ya que solo un espíritu humilde puede aceptarlo y bien aprovecharlo. O sea, una de las principales cualidades que puede separar a las personas de este mensaje es el orgullo, ese sentimiento que no acepta las limitaciones humanas y es capaz de negar o relativizar la esencia y los atributos de Dios. Esas personas no se conforman con todo lo que Dios nos ha permitido, por ejemplo, los espíritus nos revelan que nuestra encarnación, a pesar de que incluye una gran facultad de raciocinio, es limitada para profundizar las verdades más complejas de la existencia, pero las personas orgullosas insistirán en negar dichas limitaciones. Esas personas orgullosas tratarán de mediocres a quienes aceptamos con humildad las limitaciones humanas y nos dedicamos a promover dichas verdades reveladas por el espiritismo. Se confunden, humildad y mediocridad son dos cosas muy distintas. Esas personas orgullosas dirán que no es un acto inteligente reconocer las limitaciones de nuestra razón, como dijeron los espíritus, sino que será un acto dogmático, desconociendo que aquellas limitaciones son evidentes. A pesar de esas necesarias limitaciones humanas, que las personas orgullosas creen no tener, el espiritismo abre la puerta a muchos temas de investigación y producción por medio de la vía racional, quienes presten atención a la codificación los identificaran y, si es que lo desean, podrán ampliar intelectualmente.

Volviendo a la importancia de la humildad para aceptar los postulados del espiritismo, es bueno recordar un mensaje que se le atribuye a Jesús en torno a la propagación de su sabiduría. Él le dice a sus apóstoles que difundan la buena nueva lejos de los lugares ocupados por personas con mentes cerradas y orgullosas, más bien, en personas que estuvieran dispuestas a aprender, es decir, personas humildes abiertas a dicho sabio mensaje.

Otras frases que se le atribuyen a Jesús y guardan mucha sabiduría, incluyendo, sobre la importancia de ser humilde y, por ende, reconocer las buenas ideas ajenas, son las siguientes: “tienen ojos y no ven” y “tienen oídos y no oyen”. Sin duda, la falta de humildad puede impedir a las personas ver y oír las verdades espirituales. Sobre la doctrina espiritista podríamos decir: “tienen razón y no entienden”. En resumen, no basta solo con un buen intelecto para valorar los alcances del espiritismo, es necesario una buena moral. Esto queda claro con el término “fe razonada”. Si solo fuese “fe” no necesitaríamos una buena capacidad racional y si solo fuese “razón”, no necesitaríamos un buen desarrollo moral. El orgulloso puede que caiga en cualquiera de esos dos extremos, o solo razón o solo moral. El humilde se esforzará por comprender la riqueza del mensaje espiritista, lo cual, le permitirá trabajar en forma equilibrada ambas dimensiones. De esta forma, podrá no solo teorizar el espiritismo, sino que también llevarlo a la práctica. También evitará caer en teorías estériles que solo se justifican en la ambición de querer lograr gloria o reconocimiento personal, como, por ejemplo, tratar de definir exhaustivamente a Dios ignorando nuestras limitaciones.

Felipe Nicolás Mujica Johnson.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre los límites de la libertad de expresión en los grupos de espiritismo

Dios puede acceder a ciertas súplicas sin derogar la inmutabilidad de las leyes universales

Espiritismo: fuente de sabiduría contra el fanatismo, la idolatría y el orgullo